En un momento en el que las economías tienen la mirada puesta en el mundo poscoronavirus y las inquietudes sobre la inflación tienden a alza, conversamos con el gestor de la estrategia Global Focus acerca de lo que el año 2021 podría depararnos.
Dado que la estrategia Global Focus está expuesta a los temas de moda de los últimos años, ¿le preocupa el riesgo de una «burbuja de valoración» en algunos gigantes tecnológicos?
No somos inversores temáticos ni construimos carteras basándonos en un enfoque descendente («top-down»). Preferimos evaluar las compañías de manera individual, centrándonos en sus propios méritos, con el fin de identificar aquellas firmas capaces de aumentar su crecimiento de manera constante en un horizonte plurianual. Naturalmente, esto nos ofrece exposición a determinadas tendencias seculares (comercio electrónico, computación en la nube, innovación en atención sanitaria, etc.), muchas de las cuales cosecharon un gran éxito en 2020. Estos temas no desaparecerán en 2021 y, sin lugar a dudas, muchos han experimentado una aceleración.
Pongamos la computación en la nube como ejemplo. En 2020, el gasto corporativo en tecnologías de la información superó los 3,5 billones de USD1, pero solo una pequeña parte se destinó a la computación en la nube. Ahora bien, este segmento está creciendo y su porcentaje del gasto total no hará sino aumentar. Esto beneficiará a Amazon y Microsoft, los operadores dominantes de infraestructuras en la nube, un mercado que no resulta fácil de disrumpir. Así pues, aunque las valoraciones de algunos títulos podrían estar tensionadas, seguimos convencidos de que podemos hallar excelentes compañías con un crecimiento arrollador que justifica con creces la actual valoración.
Dado el probable repunte de las economías en el mundo poscoronavirus
Dado el probable repunte de las economías en el mundo poscoronavirus, así como el posible retorno de la inflación, ¿se plantea modificar su asignación hacia ámbitos más cíclicos?
Los mercados de renta variable están descontando una recuperación económica más acelerada de lo que anteriormente se esperaba, algo que también observamos en el mercado de renta fija. Por lo general, la mejora del sentimiento económico supone un impulso para la compañía media que depende del crecimiento económico para propulsar el crecimiento de los beneficios, por lo que, a su vez, favorece el estilo «valor». No obstante, el mundo poscoronavirus probablemente se verá caracterizado por un reducido crecimiento económico, unos tipos de interés bajos y una acumulación de deuda, y esto no debería resultar favorable para la compañía media. Por lo tanto, si bien los programas de vacunación masiva podrían representar el final de un obstáculo provisional para muchas compañías (por ejemplo, de los sectores relacionados con el viaje y el consumo), solo aportarán un apoyo a corto plazo para muchas otras firmas. Aunque no tenemos la intención de alterar significativamente la cartera, sí tenemos exposición a un abanico de compañías que deberían beneficiarse de la reapertura de las economías, como Mastercard, LVMH y HDFC2. Seguimos centrándonos en compañías de elevada calidad que, en nuestra opinión, pueden ofrecer crecientes rentabilidades en un horizonte plurianual.
La cartera presenta una considerable exposición a Estados Unidos. ¿Tiene previsto modificarla?
Nuestra exposición a Estados Unidos no se fundamenta en una visión descendente («top-down») de ese mercado, sino simplemente al hecho de que encontramos muchos negocios estupendos en esa parte del mundo. No obstante, se trata de negocios internacionales. Si tenemos en cuenta dónde operan las compañías, en lugar de dónde tienen su sede, nuestra exposición a Estados Unidos desciende hasta alrededor del 45%, lo que concuerda ampliamente con el índice MSCI ACWI3. También constatamos que nuestra exposición a los mercados emergentes (ME) se sitúa en segunda posición. Esto es intencionado, y se debe a una combinación de exposición directa e indirecta. Hemos venido añadiendo exposición a los ME de forma selectiva en los últimos meses, aunque no necesariamente a los grandes valores tecnológicos. Hemos hecho mayor hincapié en los nuevos negocios de plataforma o servicios financieros (este último sector, en concreto, puede estar mucho menos estandarizado que su homólogo en los mercados desarrollados).
Su enfoque en este universo tan vasto se basa en investigaciones y análisis exhaustivos. ¿Cómo lo hace?
En Columbia Threadneedle, gozamos de amplias capacidades de análisis y de una sólida cultura colaborativa. Contamos con analistas repartidos por todo el mundo, muchos de los cuales son gestores de carteras por derecho propio; todos ellos pueden aportar valiosas ideas. Esto nos proporciona un acceso directo al conocimiento del mercado local, lo que nos parece sumamente importante. También ayuda el hecho de que todos estos profesionales comparten las mismas convicciones acerca de las características clave de una gran compañía. No obstante, con tal magnitud de recursos, reviste importancia disponer de una filosofía y un proceso disciplinados. Esta es una cartera mundial de firmes convicciones, de modo que deseamos estar seguros de que invertimos realmente en las mejores compañías de sus respectivos sectores a escala internacional.
La estrategia está bien posicionada en términos de sostenibilidad. ¿Qué importancia otorgan a los aspectos ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG) a la hora de valorar una compañía?
Los factores ASG ocupan un lugar primordial en nuestro proceso. Representan uno de los pilares en los que reposa nuestra marco de análisis y guardan una estrecha relación con nuestro énfasis en la ventaja competitiva y la estructura sectorial. Del mismo modo que dudamos de un equipo directivo que asigna el capital de manera deficiente, también dudamos de aquellos equipos que no prestan atención a su perfil ASG. Si bien el gobierno corporativo es claramente un elemento clave que tenemos en cuenta en cada una de nuestras inversiones, creemos que resulta importante centrarnos en los asuntos ambientales y sociales relevantes para una compañía.
Este es uno de los motivos por los que hemos desarrollado nuestro propio sistema de calificación de inversión responsable (IR), que gira en torno a la importancia relativa (o materialidad) sectorial. Gracias a este sistema estamos seguros de que planteamos las preguntas adecuadas y de que nos centramos en los datos relevantes para una compañía en concreto. En nuestra opinión, este enfoque específico e integrado debería alentar la generación constante de una rentabilidad superior a largo plazo.