Conclusiones clave
- Como próxima candidata, Kamala Harris representa menos incertidumbre y probablemente menos volatilidad.
- En política, difiere de Donald Trump en materia de impuestos.
- Un gobierno presidido por Kamala Harris elevaría el impuesto de sociedades al 25% y frenaría la mayoría de las desgravaciones fiscales disponibles para las rentas altas, pero para ello sería necesario controlar el Congreso.
- Kamala Harris también es una firme defensora de las «ayudas estatales» (para las guarderías, también permisos familiares retribuidos y ayudas de financiación para la educación).
- Por otro lado, los activos de riesgo podrían comportarse mejor bajo una Presidencia de Kamala Harris si el Senado y la Cámara de Representantes estuvieran bajo control republicano, ya que los impuestos se mantendrían bajos.
- En cualquier caso, el contexto macroeconómico fundamental es favorable tanto para la renta fija como para la variable; crecimiento moderado, inflación baja y tipos de interés a la baja.
Kamala Harris ha comenzado con fuerza su campaña desde que Joe Biden abandonó la carrera presidencial. Las encuestas la sitúan muy cerca de Donald Trump y, aunque las encuestas mantienen a Donald Trump como favorito, la diferencia entre los dos candidatos para la Casa Blanca se ha reducido drásticamente y ambos están casi codo con codo.
Por ello, en las «Perspectivas del mercado» de esta semana analizaremos cómo se comportarían los mercados financieros si Kamala Harris se convirtiera en presidenta.
El primer punto a considerar, y el más obvio, es que la candidata elegida tiene una agenda similar en muchos aspectos a la agenda del actual Presidente. Por lo que la reducción de la incertidumbre se traduciría naturalmente en una menor volatilidad y una mayor confianza financiera. Si llegara a la Casa Blanca, los mercados descartarían el programa radical que habían anticipado en el caso de que se diera una presidencia de Donald Trump.
Una Presidencia de Kamala Harris implicaría aranceles más bajos, menos endeudamiento público y continuaría con la agenda de Biden en materia de cambio climático con el aumento del gasto en infraestructuras y mayor regulación. Otra diferencia clave en los impuestos. Los demócratas creen firmemente que el sistema fiscal estadounidense favorece a los ricos. En concreto, el gobierno de Kamala Harris propone elevar el tipo del impuesto de sociedades al 25%. También trataría de aumentar los impuestos sobre las rentas más altas mediante la reducción de la multitud de desgravaciones disponibles para las rentas más altas. Pero para ello sería necesario que el gobierno democrático también controlase el Congreso
Si Kamala Harris mantuviera sus buenos resultados en el periodo previo a las elecciones, y las encuestas empeoraran para Donald Trump, los demócratas podrían retener el control del Senado y recuperar la Cámara de Representantes. Ante este escenario; a pesar de la mejora en términos de estabilidad y de un menor déficit fiscal, la subida de los impuestos de sociedades podría tener un impacto negativo en la renta variable. Una victoria absoluta permitiría a Kamala Harris llevar adelante su agenda personal, promoviendo las «ayudas estatales». Esto implicaría un mejor acceso a guarderías, acceso a permisos familiares retribuidos y ayudas de financiación para la educación.
Por lo tanto, los activos de riesgo podrían comportarse mejor bajo una presidencia de Kamala Harris si el Senado o la Cámara de Representantes estuvieran bajo control republicano, ya que ello mantendría los impuestos bajos. Las elecciones a la Cámara de Representantes y al Senado están, como la propia Presidencia, demasiado reñidas. Pero no son independientes y si Kamala Harris lograra una ventaja razonable sobre Donald Trump, las encuestas reflejarían la posibilidad de que los demócratas arrasen.
En términos más generales, hay que tener en cuenta el contexto macroeconómico fundamental. Tras un periodo claramente complicado, la Reserva Federal parece haber vuelto a controlar la inflación. En contraste con las expectativas de muchos (entre los que me incluyo yo) de que esto requeriría una recesión, la economía estadounidense ha prosperado pese a la subida de los tipos de interés. Ahora parece estar en marcha una desaceleración que, dada la mejora de la inflación, permitirá a la Reserva Federal empezar a recortar los tipos de interés. Crecimiento moderado, inflación baja y tipos de interés a la baja constituyen un telón de fondo favorable tanto para la renta fija como para la renta variable.
En resumen, el resultado final de las elecciones presidenciales de este año es casi como lanzar una moneda al aire. Para evaluar las implicaciones en los mercados también habría que tener en cuenta que uno de los dos partidos obtuviese una mayoría absoluta. La renta variable se deleitaría con unos impuestos de sociedades más bajos, lo cual podría compensar la mayor incertidumbre que se asocia a una Casa Blanca de Donald Trump. Pero antes de llegar a noviembre, dominarán los fundamentos del contexto macroeconómico. Y estos parecen favorables.